Algunas de las imágenes de "El poder de la moda" parecen sacadas de los video clips de lanzamiento de algùn perfume caro. Modelos con ropa de fiesta y enjoyadas se pasean por la única calle  de un pueblito australiano perdido en la inmensidad de la llanura.

En la década de 1950, Myrtle “Tilly” Dunnage (Kate Winslet) regresa a su ciudad natal,  Dungatar, para cuidar de  Molly (Judy Davis) ,su madre enferma de la cual fue separada a la edad de diez años, debido a falsas acusaciones de asesinato. 

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Tilly, una experta modista entrenada por Madeleine Vionnet en París, transforma a los lugareños con sus creaciones de alta costura y en el proceso,  planea venganza  contra los dueños del pueblo que cuando ella era una nena de 10 años la acusaron de dar muerte a otro chico, hijo de uno de los poderosos de la región.

La película es entretenida y rara en grado superlativo porque el espectador nunca termina de acomodarse a lo que le ofrece la pantalla. Por momentos la historia tiene una gran hondura dramática cuando describe la infancia de la protagonista , siempre amenazada por un grupo de abusadores que se la tenía jurada.

Pero cuando el público se engancha  con el melodrama. Tilly, cual Rosa de Lejos se pone a transformar la opacidad del paisaje y la gris existencia de los pobladores  con sus creaciones coloridas y perfectas que transforman a las desdichadas mujeres locales en diosas objeto de deseos.

Y , por supuesto, también hay romance. El elegido es Teddy McSwiney (Liam Hemsworth).Pero ni los dramas, ni el amor y tampoco el desfile de modelos duran demasiado. A cada escena trágica le sucede un paso de comedia y más de una salida graciosa se interrumpe dramáticamente por una acción inesperada.

La película está basada en la novela homónima de Rosalie Ham y es dirigida por Jocelyn Moorhouse; fue estrenada originalmente en 2015 y como sucede de manera habitual, la tomó Netflix  y logró que millones la disfrutaran.