Luego de cinco horas de intensa tensión entre Wanda Nara, Mauro Icardi y sus dos hijas, de ocho y diez años, la situación escaló con la llegada del comisario Gustavo Fusto al complejo Chateau de Avenida del Libertador en Núñez.

El futbolista argumentó su derecho a pasar una semana con las niñas, tal como lo dispuso el juez Adrián Hagopian. Sin embargo, Wanda se mantuvo firme en su negativa, negándose a que las menores se trasladaran con su padre, lo que llevó a la intervención de las fuerzas policiales.

En ese contexto, personal policial vestido de civil ingresó al lugar para intentar mediar en la situación. El comisario Fusto dialogó con el equipo de seguridad del edificio y presentó un oficio, indicando: “Intimese enfaticamente a Sra. Wanda Solange Nara a dar inmediatamente estricto cumplimiento a la entrega y vinculación paterno filial cautelarmente dispuesta el día de ayer, bajo apercibimiento en caso de incumplimiento de disponer en el día de la fecha la intervención de la fuerza pública...”

El comisario también detalló que, de ser necesario, se requeriría la presencia del SAME, en caso de situaciones que lo ameritaran.

Mientras tanto, el delantero del Galatasaray se encontraba en la cafetería del complejo acompañado de sus abogadas, Elba Marcovecchio y Lara Piro, así como personal del ministerio tutelar y un escribano del juzgado 106, que forman parte del equipo de trabajo del magistrado Hagopian.

Posteriormente, el grupo se dirigió nuevamente al departamento en medio de esta compleja situación. Marcovecchio saludó al comisario y a la trabajadora social que llegó con el último grupo.

Así, lo que inicialmente parecía un conflicto mediático entre Wanda y el deportista se transformó en un escenario legal en el que sus acciones afectaron a sus dos hijas, que mostraron signos de angustia por lo que vivieron en este clima de tensión.