Siempre que jugamos en Alberdi nos sentimos fuertes. Tenemos esa pequeña ventaja de estar con nuestra gente.

Nos venía costando ganar, pero tarde o temprano sabíamos que iba a llegar.

Talleres tiene como fortaleza su juego rápido y el gran nivel de sus jugadores. Sosa y Botta tienen un gran nivel.

Siempre confiamos en que el partido iba a ser el sábado en nuestra cancha, así que no nos sacó de eje todo lo que se habló.

El equipo dio una muestra de carácter. A partir de eso, empezamos a construir.

A nosotros nos venía doliendo lo que se decía de Guille. Él sabe que nos sentimos muy cómodos. Nunca le soltaríamos la mano.

Fueron semanas de muchas reuniones entre nosotros, con el cuerpo técnico y con el presidente.

El festejo fue algo que quisimos hacer por todo lo que pasó en la semana. Fue un desahogo.

 En el gol de Ulises, apenas vi que Godoy iba hacia el medio, leí la jugada y pude anticipar. Después, fue cuestión de mantener la calma.