Julio Perotti

Andrew Anthony es un periodista del diario británico The Guardian, que puso la mirada sobre un aspecto que vemos, pero que no pensamos qué significa en los líderes políticos: el cabello.

Por eso, tiempo atrás escribió un artículo que tituló: El populismo se trata de cabello: lo que los líderes de derecha intentan decirnos con sus peinados extravagantes.

Desde Boris Johnson hasta Javier Milei, Geert Wilders y Donald Trump, lucirán un cabello salvaje y lanudo significa virilidad, carisma y atractivo populista.

Dice Anthony que durante la última década, el escenario mundial se ha llenado de políticos populistas de derecha que buscan atención.

Es un desarrollo que ha sido objeto de análisis económicos, sociales e históricos, pero se ha descuidado un aspecto de este fenómeno: el papel fundamental del corte de pelo.

(Al redescubrir este artículo, el periodista argentino Carlos Pagni le atribuye a la frase al líder socialista español Felipe González: “Yo a los nuevos jefes de la derecha los distingo por el pelo”)

Como fuere, Andrew Anthony puso la vista sobre Javier Milei, de 53 años, “el supuesto anarcocapitalista que fue elegido presidente de Argentina”, o a Geert Wilders, de 60 años, el líder antiinmigrante del Partido por la Libertad de Holanda, que recientemente ganó las elecciones generales holandesas.

Lo que inmediatamente sorprende al observador es la abundancia de cabello que poseen estos dos hombres de mediana edad de la derecha radical.

Cito a Anthony: “Milei, que hizo campaña con una motosierra, tiene cara de granjero o de ladrón armado pero pelo de bajista de una banda de heavy rock que ahora se gana la vida en el circuito de pubs”.

Es un corte de pelo que le ha valido el sobrenombre de “Peluca”, aunque su pelo es aparentemente real, destaca el periodista inglés.

Para él, Milei “grita inconformismo pero también sugiere cierto encanto irreverente, como si pudiera reducir el país a un patio de recreo empobrecido para los súper ricos y al mismo tiempo ser un tipo divertido con quien beber unas copas de Fernet Branca”.

Ubica también en su lista al ex primer ministro británico Boris Johnson, del que dce no es un mártir del peine, pero que se dio cuenta desde el principio de que la política era una rama del teatro y que los mejores actores construyen sus personajes en torno a rasgos físicos.

“Su indomable techo de paja se convirtió en símbolo de una mentalidad independiente, de alguien que ara su propio surco.”

El pelo se acomoda según los vientos políticos y se desacomoda según los vientos meteorológicos.

Ya lo dijo Alexandra Shulman, ex editora de Vogue: "No hay nada más sospechoso que un hombre que parece tener el pelo demasiado cuidado".

Y lo reforzó Tim Bale, profesor de política en la Universidad Queen Mary de Londres: “Todos los políticos tienen una marca, pero cuando eres un político populista, tiene que ser de gran tamaño, y el cabello de gran tamaño es parte de esa marca. Te hace reconocible para la gente que presta poca atención a la política”.

En conclusión, estamos en una era de redes sociales en la que la atracción visual se ha vuelto cada vez más crucial. No importa cuán revuelto esté el cabello.

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